Ingredientes:
1 lata de leche condensada (aproximadamente 397 g)
125 g de mantequilla a temperatura ambiente
1 huevo
300 g de harina de trigo
1 cucharadita de polvo de hornear
1 pizca de sal
1 cucharadita de esencia de vainilla (opcional)
Preparación:
1. Precalienta el horno a 180°C (350°F). Engrasa una bandeja para hornear o cúbrela con papel pergamino.
2. En un bol grande, bate la mantequilla hasta que esté suave y cremosa. Añade la leche condensada y mezcla bien hasta obtener una masa homogénea.
3. Agrega el huevo y la esencia de vainilla (si la usas) a la mezcla. Continúa batiendo hasta que todo esté bien incorporado.
4. Tamiza la harina, el polvo de hornear y la sal. Incorpora estos ingredientes secos a la mezcla de mantequilla y leche condensada poco a poco, mezclando hasta que se forme una masa suave. Si la masa está demasiado pegajosa, puedes añadir un poco más de harina, pero no en exceso para que las galletas no queden duras.
5. Con una cuchara, toma porciones pequeñas de masa y forma bolitas del tamaño de una nuez. Colócalas en la bandeja para hornear, dejando espacio entre ellas. Puedes aplastar ligeramente las bolitas con un tenedor para darles forma.
6. Hornea las galletas en el horno precalentado durante unos 10-12 minutos, o hasta que los bordes estén ligeramente dorados. Las galletas estarán blandas cuando las saques del horno, pero se endurecerán al enfriarse.
7. Deja enfriar las galletas en la bandeja durante unos minutos antes de transferirlas a una rejilla para que se enfríen completamente.